El Elevador de Santa Justa construido por el arquitecto Raul Mesnier, discípulo de Eiffel, permite subir al Bairro Alto. Vale la pena detenerse un rato en su terraza; las vistas de la ciudad son maravillosas.
La Rua Augusta nos lleva directo a la Praça do Rossio oficialmente Praça Dom Pedro IV primer emperador de Brasil. En la cara norte del Rossio destaca el Teatro Nacional Dona María II hija de Dom Pedro, (1840), al oeste, el famoso Café Nicola punto de encuentro de los intelectuales lisboetas.
Llegando a la Praça dos Restauradores con su imponente obelisco, que conmemora la independencia de Portugal frente a España (1640), sorprende el particular edificio manuelino de la Estación do Rossio.
Frente a la plaza se encuentra el Palacio Foz que alberga la Oficina de Turismo de Lisboa.
Hacia el este, siguiendo la peatonal Rua das Portas de Antão, popular por sus restaurantes de mariscos, llegamos al Museo da Sociedade de Geografia donde encontraremos curiosos objetos de las antiguas colonias portuguesas de África y América. En el amplio boulevard, con fuentes y terrazas sombreadas, encontramos la Avenida da Liberdade, un paseo antiguamente cerrado reservado a la alta sociedad, que fue abierto en 1821, cuando los liberales llegaron al poder. Esta ajetreada avenida une la Praça dos Restauradores con la Praça Marqués de Pombal, conocida como la Rotunda. A continuación, llegamos al Parque Eduardo VII, que con sus 25 ha. es el parque más grande de la ciudad.